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domingo, 22 de enero de 2012

EL IMPULSO CREATIVO Y EL ROBOT


   En la vida cotidiana, todo el mundo está en disposición de expresar su impulso creativo. Cualquiera que sea su actividad; tanto si se es ama de casa, como mecánico de coches, o artista,  se mostrará a través de la calidad de la atención y de la calidad del ser. Porque la realización de la creatividad no sigue un programa o una receta.
 
   Podemos muy bien ser robóticos en un noventa y cinco por ciento. El robot vive nuestra vida en nuestro nombre. Es un pequeño aparato muy útil este robot; nos permite caminar. De niños aprendemos a andar, pero muy pronto aparece el robot y esta acción se convierte en mecánica. Aprendemos a conducir, y el robot rápidamente comienza a conducir el coche por nosotros. Y aunque se trate de tareas pequeñas y cotidianas, o más inmateriales, el robot continuará sustituyéndonos. Escuchas un emotivo concierto y se te saltan las lágrimas; lo escuchas de nuevo y otra vez te emocionarás, y entonces a la quinta ocasión, el robot escuchará por ti. Pasa lo mismo incluso a la hora de hacer el amor. Conoces una persona increíble, te enamoras, tienes una maravillosa  noche de amor… pues bien, si tratas de repetir la experiencia más veces, no te extrañes que a no tardar el robot se meta entre tus sábanas (y esto ya es el colmo…). Formas parte de una pareja, pero pronto te puedes encontrar con dos robots que acuerdan estar juntos y deciden llamar a eso matrimonio. Cómo evitaremos que el robot tenga la sartén por el mango? La receta es corta. Serenidad y vigilancia son los dos ingredientes para conjurar esta aberración.
 Hay veces en que esa vocecita que somos fuera de la materia viene a nuestro rescate, y nos dice en voz baja:”estoy aquiiii…” . No te olvides de que quien tú crees que eres, es sólo la punta del iceberg. No solo eres esa pequeña punta, sino también el hielo que está debajo del agua… y, sabes lo más importante? También eres todo el agua existente!.  No solo eres una manifestación, eres la vida misma!. Verdad que es genial? A medida que te haces creativo te vuelves cada vez menos robótico.

   El saber, es prestar atención, y tiene que ver con la información que surge de forma espontánea y camina por senderos iluminados desde el corazón de la perspicacia. Y así nos encontramos con esta sensación de que algo está sucediendo… de ser informado… y ver que la vida surge cuando uno sabe todo de ella. Cuando la vigilancia impide que el robot se haga dueño de la situación.

   Si de una pieza de tela cortas un trozo para hacer una falda; verás que ambas no son diferentes, porque la falda está hecha de esa tela. Podemos comparar a la tela con nuestra parte no manifiesta en el tiempo y a nosotros con la falda confeccionada.

   La mente crea el ego, y éste la creencia de que el control es necesario para sostenerse él mismo. El ego quiere separar la falda de la tela, y a ti de la vida. E intenta hacerlo creando la tiranía del conocimiento. Lo que nos lleva a actuar por inercia. Porque creemos que sabemos algo, dejamos de prestarle atención. La acumulación de información crea esa inercia que mata la creatividad.

   Si consideramos el conocimiento creativo en el ámbito en que se da, sin restringirlo al contexto de lo que ya conocemos, se eleva la capacidad para apreciar el potencial.

   Como ves, la vida puede ser cada día una aventura fantástica; o un cúmulo de actividades para ese robot. Y yo te digo…: robotizas? O vives?

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